Un tren a la deriva, una mole de más de 200 toneladas que choca contra otra debido a una sucesión de negligencias y gente que muere entre los hierros retorcidos. Esto podría ser la descripción de la última película de catástrofe de Hollywood, “Imparable”, protagonizada por Denzel Washington. Sin embargo, es la crónica de la tragedia que ocurrió el miércoles 16 en San Miguel cuando un tren de Ferrobaires destino Junín impactó a una formación del San Martín que se encontraba detenida y se incrustó más de diez metros causando la muerte de cuatro personas. La diferencia es que el film es un alarde de tecnología y mecanismos de seguridad al servicio de una red de ferrocarriles ultramoderna y la triste réplica vernácula es una muestra del estado de abandono del sistema ferroviario.
Tragedia evitable. Los ferrocarriles reciben subsidios millonarios por parte del Estado. Solo en enero de este año se otorgaron 252 millones de pesos. Sin embargo, el estado de las vías no permite que un tren preparado para alcanzar una velocidad de 120 km/h pueda ir a más de 90, los frenos de la formación que impactó contra la que se encontraba detenida no se encontraban en condiciones, dos dispositivos de emergencia estaban anulados intencionalmente porque no andaban, el material del tren que recibió el golpe era mucho menos resistente de lo necesario y los tres expertos consultados por NOTICIAS coincidieron en que hubo problemas en la señalización, ya sea porque no funcionaban los semáforos o porque se encontraban en lugares donde no son visibles con el sol de frente. El propio Omar Maturano, titular de La Fraternidad, el gremio que reúne a los maquinistas, reconoció con resignación que los conductores no deberían haber salido en esas condiciones. Pero aclaró que si se niegan a trabajar, les dan una locomotora en igual o peor estado. “Están todos los trenes con los frenos anulados porque no hay repuestos y las vías están destruidas. Nos tuvimos que acostumbrar a trabajar así y si no salimos, las empresas nos acusan de perjudicar a los usuarios”, explicó. Más información para las noticias sobre economia politica Argentina.
Durante los ’90, las privatizaciones y las concesiones fueron el comienzo de un deterioro que aún continúa. El autor del libro “El Ferrocidio”, Juan Carlos Cena, explicó a NOTICIAS que “el kirchnerismo no hizo nada para mejorar el desastre de los ferrocarriles que dejó (Carlos) Menem. Prometieron abrir los talleres de Tafí Viejo y los de Los Hornos pero no cumplieron nada. Durante la gestión de Ricardo Jaime, todo se hizo a favor de los concesionarios y se profundizó la política menemista” y agregó que “los trenes son de la década del ’60. ¡Son máquinas de hace 50 años! Encima, cuando Kirchner le sacó la concesión a Sergio Taselli y se la dio a UGOFE lo único que hicieron fue pintar arriba de la mugre, sin arreglar nada”.
De todas maneras, el experto reconoció que la gestión del actual Secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, es “un lujo” comparada con la anterior y consideró que él “está pagando los platos” rotos por la herencia recibida. La UGOFE es una sociedad privada integrada por Metrovías, Ferrovías y TBA que, junto con el Estado, maneja las líneas General Roca, San Martín y Belgrano Sur.
Buscar culpables. Rápidamente, el ministro de Planificación, Julio De Vido y Schiavi organizaron una conferencia de prensa para dejar en claro que toda la responsabilidad había sido de Ferrobaires. Es decir, de la provincia de Buenos Aires y no de la Nación. Sin embargo, en diálogo con noticias politica internacional, el ingeniero ferroviario Norberto Rosendo fue terminante: “La culpa es totalmente compartida. El tren de Ferrobaires debería haber tenido los frenos como corresponde y no haber impactado a la formación del San Martín, y esta debería haber tenido los coches con el material óptimo y haber soportado el golpe sin destruirse de la manera en que lo hizo”.
Ferrobaires permanece en la órbita provincial y no recibe subsidios de la Nación. En cambio, el San Martín, depende de la Secretaría de Transporte que integra el Ministerio de Planificación. Ninguno estaba en condiciones de circular. Si bien De Vido quiso buscar un chivo expiatorio, Juan Carlos Cena aseguró que “el Estado tiene responsabilidad en este hecho en particular, porque el mantenimiento de las vías y de las señales corresponde a la Nación”.
Los dos maquinistas que conducían el tren que no logró frenar a tiempo, Sergio Balbi y Pablo Raviola, fueron apresados e incomunicados hasta su indagatoria. “Los maquinistas que protagonizan un accidente tienen tres caminos: muertos en el cementerio, en terapia en el hospital o presos en la cárcel”, dijo Maturana que se lamentó por la situación de sus colegas. El sistema ferroviario argentino está en terapia intensiva y bastante cerca del cementerio. Pero aún nadie fue acusado por eso.